Uno de los barrios más antiguos de la capital de Colombia “Las Cruces”. Los primeros pobladores llegaron en 1655 en la parte baja del barrio, pero no fue hasta 1832 cuando se unifico su población, principalmente de comunidades pobres y obreras, indios, mestizos y criollos. Inicialmente se instaló como una zona industrial para el asentamiento de chircales y actividades extractivas en general. Debido a esto el barrio las Cruces mantuvo una imagen negativa por albergar a la población que trabajaba para estos oficios y para la burguesía bogotana representaba la barbarie y la decadencia. El simbólico barrio de Las Cruces, fue conocido por muchos años como un espacio violento pero activo en materia comercial. En principio es un espacio que se identifica por el consumo de drogas, delincuencia y pobreza. El 60% de los habitantes vive en arriendo y los demás en propiedad.
En un principio tenía una función urbana específica en la estructura, que permitía que existiera una conexión del barrio con el resto de la ciudad, sin embargo el abandono de diferentes actividades dejo en el espacio un vacío urbano, ya que el crecimiento de la ciudad y la urbanización hizo que las personas se trasladaran a otras partes de la ciudad, este perdió su vocación urbana, con lo cual empezaron a desarrollarse las condiciones marginales y la degradación del barrio. Sus viviendas residenciales han sido construidas con puertas y ventanas de estilo colonial y artesanal. Actualmente también cuenta con edificios modernos, por tanto Las Cruces se caracteriza por tener una arquitectura mixta entre lo colonial con la modernización urbana. Algunos de los lugares de la gran historia de este barrio son: La plaza de las cruces (1924 y 1927) siendo la primera plaza que existió en Bogotá. En la plaza de Las Cruces se encuentra como eje central la fuente de la Garza (1875), El barrio recibe el nombre gracias a la Iglesia Nuestra Señora de los Cruces de 1655
En lo que respecta al arte, el Break Dance y de Hip Hop, fueron la respuesta de los jóvenes para ocupar el tiempo en actividades de recreación y al mismo tiempo se ha catalogado como cultura de “bandoleros y vicios”, igualmente el grafiti es uno de los recursos artísticos o “bandoleros” que identifican el barrio, sin embargo, actualmente se quiere implementar murales hechos por artistas profesionales para evitar el daño de las viviendas y mercados, también para fomentar la reducción de basuras y disminuir el mal ambiente, generado por el aumento de chatarrerías e indigencia de la zona
La paleta de colores establece un contraste entre las expresiones del arte urbano y la imponente arquitectura colonial. Los grafitis dan vida a la tonalidad vibrantes y saturadas, destacando con intensidad en el paisaje. Por otro lado, el lado colonial conserva matices más apagados y pasteles, una paleta que evoluciona con el tiempo debido al desgarre de las estructuras del barrio. Este juego de colores no solo celebra la creatividad contemporánea, sino que también narra la historia en las variadas capas cromáticas que componen ente vibrante y evocador entorno.
Tejido de Punto Naylon 100%
La casa de la lycra
Tela secundaría
Tejido de Punto Poliester 100%
La casa de la lycra
Forro
Tejido de Punto Poliester 100%
La casa de la lycra
Tela principal – Estampada
Elástico 7mm Poliester 100% – Color: Crudo
La casa de la lycra
Tela principal – Estampada
Sistema de cierre
Gancho deslizante
Metálico – 4cm
La casa de la lycra
Mujer de 22 años, residente en el barrio de Las Cruces en Bogotá. Estudia arquitectura en la Universidad Nacional y tiene una gran pasión por las artes plásticas y la literatura colombiana. Disfruta viajar con su familia y salir de fiesta con amigos. Sus pasatiempos incluyen pasear por las calles, hacer arte callejero, montar en motocicleta y visitar cafeterías y bares. Su estilo personal se define por el streetwear. Se proyecta en cinco años viviendo en Nueva York, donde espera ejercer su profesión de arquitecta.